Prueba de la BMW K1300 R

Coge una K1300 S, quítale el carenado y tendrás la K1300 R, una robusta roadster con un aspecto y temperamento explosivos. Más información.

Las roadster son las motos más codiciadas. No es de extrañar que haya algo para casi todos los gustos. Por supuesto, son las roadster versátiles las que tienen más éxito, como la Kawazaki Z750, la Triumph Street Triple 675 o la Yamaha FZ8. Pero no hay que olvidar los modelos más básicos o con un fuerte carácter, ya sea en términos de estilo o de mecánica. Y es precisamente esta categoría la que interesa hoy al concesionario de motos de ocasión Crestanevada. Cuando hablamos de esta categoría, inevitablemente mencionamos la mítica V-Max, pero también otros modelos igualmente apasionantes como la Suzuki B-King o, más recientemente, la flamante Aprilia Tuono y la Ducati 1100 Monster o incluso la flamante Diavel. Sin embargo, hay otra alternativa menos obvia pero igualmente legítima: la BMW 1300 R

En el género offbeat, la K1300 R está ahí. Esto se debe, en primer lugar, a sus dos faros rectangulares que se encuentran en otros roadsters de la marca, pero también a las grandes tomas de aire. Pero eso no es todo, porque la K1300R también destaca por su longitud de 2,20 m, que contrasta con las motos de producción actuales. Esto se debe a la posición del motor de 4 cilindros, que está inclinado a 55°, pero también a la original horquilla Duolever, exclusiva de la marca alemana. Por lo demás, cabe destacar el magnífico monobrazo, así como todos los accesorios de carbono Akrapovic que llevaba nuestro modelo de pruebas, es decir, el parabrisas, el silenciador del escape, el sabot, la funda del asiento, etc…… Para completar el equipamiento, BMW ofrece dos packs: el primero, que cuesta 1.000 euros, incluye intermitentes blancos, ESA, llantas deportivas, ordenador de a bordo, puños calefactados, palanca de cambios y parabrisas. El segundo, denominado Pack Seguridad, tiene un precio de 1.410 euros e incluye el ABS completo, el control de tracción y un sensor de presión. Nuestro modelo de prueba tenía ambas cosas, lo que supone un presupuesto de 16.810 euros sin tener en cuenta los accesorios Akrapovic.

Tras una visión general, atacamos los detalles y ahí también, este BMW está en la categoría «Premium», si utilizamos una expresión del mundo del automóvil donde el fabricante alemán también tiene un lugar de elección. Por mucho que se miren todos los ajustes, hay poco o nada de lo que quejarse. Es casi perfecto. La ergonomía no está nada mal. La única queja es que la presencia del sistema de control ESA obligó a los ingenieros bávaros a rebajar los intermitentes una muesca. Otra pequeña queja es el manejo del interruptor de los faros, que también se utiliza para activarlos. El ordenador de a bordo de nuestra máquina de prueba era especialmente completo (muchas opciones). Incluye la presión de los neumáticos, la temperatura, la marcha, el consumo medio de combustible, etc. …. El modo se cambia fácilmente mediante un botón situado en la empuñadura izquierda. Pero el equipamiento más importante es, sin duda, los puños calefactados cuando se realizan pruebas con temperaturas cercanas a cero.